…la verdad tenía que ver
con lo que se cree y se observa
y no con una fría virtud
almacenada en el cerebro.
bibiana rivera mansi
Entre niebla
Mi padre fue moldeado
con la resina de los cedros,
Alto, de piel oscura y mirada verde,
muchas veces pude sentirme
segura entre sus ramas.
Tú me haces romper el silencio,
y los hechos, como burbujas,
van aflorando uno a uno
hasta cubrir el campo.
Hay novelas que gritan, atropellan, su ritmo nos arrastra con la fuerza del oleaje y nos arroja, exhaustos, a la playa.; otras nos obligan, con la racionalidad de la filosofía, a reflexionar y cuestionarnos: algunas más susurran, emocionan. Entre niebla está narrada por una presencia fantasmagórica que acecha tras las letras y dibuja siluetas de gran levedad que de pronto golpean con la contundencia de la tragedia.
Solemos pensar que la tragedia se da en las tierras de los grandes acontecimientos: guerras, crímenes, catástrofes naturales o causadas por el hombre. El concepto ancestral que nos llega de Grecia habla de pasiones desbordadas y de un destino implacable al que ningún mortal puede sustraerse. Sin embargo, la tragedia crece también, y con igual fuerza, en la atmósfera cotidiana de la vida, en las relaciones entre las personas, la desencadenan acontecimientos imposibles de prever.
En esta novela, Bibiana Rivera Mansi, fiel a su sino de nómada de la imaginación, teje una historia con hilos de telaraña. Como la niebla que tanto menciona, ésa que borra las siluetas y ensombrece el bosque, sus frases de ligereza engañosa van dejando caer pistas, las que busca el padre de la narradora: «Me enseñaron a seguir las huellas del venado, pude identificar su aliento a través de la neblina y el golpe de su patada al detenerse». La figura de este hombre, «poeta de manos callosas, moldeado en la resina de los cedros», domina la historia, así como la existencia y la memoria de la protagonista sin nombre que poco a poco se devela frente un interlocutor sin voz, «tú, testigo, tú, diálogo».
Entre niebla es un relato de la naturaleza; caminamos con los personajes en un mundo de características reales y a la vez oníricas. Conocemos el enamoramiento de Bibiana Rivera Mansi por el verde, el agua, los árboles, el bosque y a la vez biblioteca, madera hecha papel. Son ámbitos habitados por mujeres: mujeres de arena, de río, de niebla, seducidas por la figura del nómada, el real y el imaginario, el que recorre el mundo y se detiene sólo un momento para ponerlo a los pies de la amada antes de continuar su camino. Mujeres encandiladas y encandiladoras que esperan el llamado del viajero para que las haga vivir lo que no conocen, que transforme la cotidianidad en magia.
Cecilia Urbina, fragmento del prólogo a Entre niebla.
Ahora, contigo, prefiero hablar del horizonte, esa línea imaginaria que divide el sueño de la realidad. Se extiende indefinida y sólo la oculta el espesor de las nubes. La puedes tocar si cierras un ojo y se vuelve interminable si deseas llegar a ella.
…la verdad tenía que ver
con lo que se cree y se observa
y no con una fría virtud
almacenada en el cerebro.
bibiana rivera mansi
Entre niebla
Mi padre fue moldeado con la resina de los cedros.
Alto, de piel oscura y mirada verde,
muchas veces pude sentirme segura entre sus ramas.
Hay novelas que gritan, atropellan, su ritmo nos arrastra con la fuerza del oleaje y nos arroja, exhaustos, a la playa.; otras nos obligan, con la racionalidad de la filosofía, a reflexionar y cuestionarnos: algunas más susurran, emocionan. Entre niebla está narrada por una presencia fantasmagórica que acecha tras las letras y dibuja siluetas de gran levedad que de pronto golpean con la contundencia de la tragedia.
Solemos pensar que la tragedia se da en las tierras de los grandes acontecimientos: guerras, crímenes, catástrofes naturales o causadas por el hombre. El concepto ancestral que nos llega de Grecia habla de pasiones desbordadas y de un destino implacable al que ningún mortal puede sustraerse. Sin embargo, la tragedia crece también, y con igual fuerza, en la atmósfera cotidiana de la vida, en las relaciones entre las personas, la desencadenan acontecimientos imposibles de prever.
En esta novela, Bibiana Rivera Mansi, fiel a su sino de nómada de la imaginación, teje una historia con hilos de telaraña. Como la niebla que tanto menciona, ésa que borra las siluetas y ensombrece el bosque, sus frases de ligereza engañosa van
dejando caer pistas, las que busca el padre de la narradora: «Me enseñaron a seguir las huellas del venado, pude identificar su aliento a través de la neblina y el golpe de su patada al detenerse». La figura de este hombre, «poeta de manos callosas, moldeado en la resina de los cedros», domina la historia, así como la existencia y la memoria de la protagonista sin nombre que poco a poco se devela frente un interlocutor sin voz, «tú, testigo, tú, diálogo».
Entre niebla es un relato de la naturaleza; caminamos con los personajes en un mundo de características reales y a la vez oníricas. Conocemos el enamoramiento de Bibiana Rivera Mansi por el verde, el agua, los árboles, el bosque y a la vez biblioteca, madera hecha papel. Son ámbitos habitados por mujeres: mujeres de arena, de río, de niebla, seducidas por la figura del nómada, el real y el imaginario, el que recorre el mundo y se detiene sólo un momento para ponerlo a los pies de la amada antes de continuar su camino. Mujeres encandiladas y encandiladoras que esperan el llamado del viajero para que las haga vivir lo que no conocen, que transforme la cotidianidad en magia.
Cecilia Urbina, fragmento del prólogo a Entre niebla.
Tú me haces romper el silencio,
y los hechos, como burbujas,
van aflorando uno a uno
hasta cubrir el campo.
Ahora, contigo, prefiero hablar del horizonte,
esa línea imaginaria que divide el sueño de la realidad.
Se extiende indefinida y sólo la oculta el espesor de las nubes.
La puedes tocar si cierras un ojo y se vuelve interminable
si deseas llegar a ella.